Los conceptos taoístas de Yin y Yang describen las dos cualidades o energías presentes en todas las cosas, en la comida, en nuestros cuerpos y en el mundo que nos rodea.
Siendo las cualidades yin aquellas más internas, pasivas y descendentes, las yang son externas, dinámicas y ascendentes. De la misma manera en la que no puede existir el día sin la noche, tampoco puede haber yin sin yang.
¿Crees que tienes más yang o más yin en tu vida?
Teoría y significado del yin y del yang
Este concepto proviene de la MTC (Medicina Tradicional China) y hace referencia al equilibrio de dos energías diferentes que habitan en la naturaleza, en todos los seres y en todas las cosas, y que se complementan a su vez.
En nuestro cuerpo energético habita el chi, Qi (energía vital), que transita a través de los meridianos que conectan todos los órganos entre sí. Estos meridianos, a su vez, están relacionados con un órgano de nuestro cuerpo, siendo la función principal del yin regenerar y almacenar esta energía, asociada a su vez con los elementos taoístas (agua, madera, fuego, tierra y metal).
Gracias a la quietud del movimiento podemos integrar todos los procesos del universo, energías y flujos que nos traen al momento presente. Así como el blanco y el negro se complementan, también se completan todo lo que representan estas energías:
YIN
la parte tranquila
lo femenino
la noche
la oscuridad
la lentitud
la suavidad
el frío
la luna
la tierra
el agua
YANG
la parte activa
lo masculino
el día
la luz
la rapidez
la actividad
el calor
el sol
el fuego
el cielo
El deseo del ser humano sería alcanzar el equilibrio, físico, mental y espiritual, y el desequilibrio surge en el momento en que hay un exceso de yin o de yang, relacionado con las emociones y manifestados en los órganos vitales y en el cuerpo. Gracias al yoga podemos compensar la balanza.
¿Qué es el yin yang yoga?
La mayor parte de nosotros llevamos vidas ajetreadas, que giran en torno a la parte más yang, mucho trabajo, mucho estrés y muchos estímulos. Debemos equilibrar nuestras dos polaridades y tomarnos un respiro entre tanta aceleración. Por un lado existe:
Yin yoga
Gracias al cual podemos reducir las tensiones al enfocarnos en la fascia y dándole tiempo a cada postura para profundizar en los tejidos conectivos que recorren nuestro cuerpo y protegen los músculos y articulaciones desde sus capas más internas.
El yin deriva del hatha yoga, y en él recurrimos a soportes, como bloques y mantas, que nos facilitan la permanencia en la asana varios minutos. Esta permanencia y el efecto de la gravedad hacen que los estiramientos lleguen a los lienzos más profundos del cuerpo, beneficiándonos así en el resto de yogas y en nuestras actividades diarias.
Yang yoga
Por el contrario, yang sería todo aquel tipo de yoga que produce “calor”, que es enérgico y movido, como ashtanga, vinyasa o rocket yoga, enfocado en la acción física y mental y en el movimiento.
La combinación de ambos no solo nos equilibra, si no que beneficia a la otra porción. La práctica yin, por ejemplo, nos hace avanzar en nuestra práctica yang.
Origen
El yin está recobrando más popularidad cada vez, surgió hacia la década de los 70 gracias a Paulie Zink, campeón de artes marciales que combinaba estas disciplinas derivadas del hatha yoga sumadas a la esencia del yoga taoísta.
Más tarde, su discípulo Paul Grilley se encargó de añadir los conceptos de la Medicina Tradicional China, y Sarah Powers, alumna de Paul, introdujo el estudio de los meridianos en relación a este yin yoga para canalizar la energía enfocándonos en la respiración.
Como resultado, tenemos un mix de ambas polaridades.
Yin yang yoga en Suca
Nuestras clases se dividen en dos partes, comenzando por vinyasa y finalizando con yin, para enfocarnos en la introspección y la relajación después de habernos movido de manera más fluida.
Esta última parte es delicada, suave y lenta, acompañada de música relajante para completar el día de manera total.
De esta manera conseguimos un yoga integral y consciente que recupera los tejidos, equilibra la fuerza y la flexibilidad, y nos prepara para la meditación, manteniendo el foco desde la respiración y movilizando la energía vital en todas las direcciones del cuerpo, revitalizando órganos, sistema inmune y serenidad emocional.
Es una práctica transformadora e integradora que compensa nuestra feminidad y masculinidad, volviendo a nuestro centro y evitando que éste se desborde.
Cómo trabajar las posturas pasivas
Se trabajan en el suelo, sentados o tumbados la mayoría de veces. Se mantienen de manera relajada y estática en torno a 3-5 minutos.
Qué hacer o pensar mientras se mantiene la postura
Al no fluir de manera dinámica entre asanas, podrás sentir cómo esta práctica de recogimiento aporta pausa física y mental. Intenta estar presente con lo que sientes en cada instante, céntrate en tu respiración y no te apegues a la incomodidad que puedas sentir en cada postura. (Y digo incomodidad, porque en ningún momento debes sentir dolor).
Puedes dirigir tu atención y respiración a ese punto de “molestia” para suavizarlo e incluso intentar identificar de dónde proviene.
Otra opción que me encanta es enfocar la energía en el objetivo o propósito que esté trabajando en ese momento, que puede ser diferente cada clase, o más genérico. Cerrar los ojos te puede ayudar a alcanzar ese estado meditativo y de concentración, pero sé libre de hacerlo como mejor te sientas.
La alineación en la parte yin es diferente, no tratamos de alargar como en yang, si no que dejamos caer todo nuestro peso a la gravedad, sin esfuerzo, activación o tensión.
Las posturas y sus nombres son ligeramente diferentes, por ejemplo: utthan pristhasana (o postura del lagarto) se conoce como “Dragón”, baddha konasana como “Mariposa”, ardha kapotasana (o media paloma) se conoce como “Cisne”, y upavistha konasana como “Libélula”…
Al trabajar de manera profunda las fascias, es posible que nuestras emociones más escondidas florezcan, si en una clase yin te da por llorar… Disfruta de esa liberación que se produce y déjalo ir.
Beneficios del yin yang yoga
- Flexibiliza músculos y articulaciones de manera pausada y consciente, haciendo hincapié en los tejidos conectivos de manera relajada y profunda.
- Al trabajar sobre la fascia más profunda ofrece gran rango de movimiento.
- Relaja músculos y articulaciones, así como elimina tensiones físicas.
- Complementa al resto de actividades más enérgicas, ya sea un yoga dinámico u otros deportes.
- Aporta control y consciencia de movimiento.
- Ofrece concentración mental, equilibrio, calma y bienestar.
- Mejora y completa la práctica de yang yoga.
- El yoga se vuelve más accesible para todas las edades y casos.
Si tu vida es muy “yang”, compensa con un poco de “yin”…